viernes, 1 de diciembre de 2017

El alma marinera.

A veces pienso en el cómo un fenicio, y creo que su alma ha viajado de vida en vida pero se ha mantenido siempre en la misma tierra.

Creo que fue marinero, que pescaba marrajos y luchaba contra las mareas. Lo imagino sin camisa y descalzo, deslizándose por la borda de un barco.

Lo imagino Romano, centurión, vagando por nuestras tierras, luchando, siendo justo compañero, de corazón noble. Peleando contra las injusticias, quizás muriendo en batalla por defender una causa injusta.

Lo imagino también mariscador o contrabandista, mercadeando para vivir, con la piel tostada de sol, conocedor de cada roca, de cada esquina. 

Y en otra vida quizás corsario, atacando cual pirata los barcos enemigos.

Lo imagino en mil vidas,  y siempre cercano a la mar. Pienso que debe ser por eso que habla de historia como si la recordase, que señala las ruinas cómo si hubiese estado ahí hace mil siglos. Lo imagino pasando por todas estas vidas y  volviendo siempre a esta tierra, como si un alma eterna lo ligase a ella... por eso es tan marinero,  por eso es tan gaditano. Por eso esa pasión por la playa, esa necesidad de seguir entre las rocas, de pescar, de conocer cada esquina, como si se le fuese a ir la vida en ello.

Me gusta pensar que fue de los gaditanos que forjaron nuestra ciudad, que en cada vida que pasó, su alma fue poniendo un pequeño grano de arena en la ciudad, que colocó piedras de Puertas de Tierra, que ayudó a construir cortadura, que recogía las bombas de los franceses, para que alguna mujer que amó se hiciese tirabuzones.

Tiene la mirada tan profunda que sólo puede ser un alma vieja.  Tiene el espíritu noble de quien se ha crecido ante la adversidad.

Y ojalá vuele tan alto como quiera, ojalá estos nueve años de evolución sean el inicio de un futuro brillante.

Sé que tendrá éxito, porque es tan tozudo que llegará a donde quiera.  Pero ojalá nunca pierda esa esencia, ojalá conserve su alma vieja y no tenga que aprender a las malas, ojalá conserve su corazón, su alma justa, ojalá recuerde siempre que fue marinero, que fue centurión, que mariscaba y fue pirata, ojalá siempre se sienta en casa cuando está cerca del mar.

Y ojalá nunca tenga que alejarse, nunca tenga que dejar ese agua que le remueve por dentro. 

Mi niño marinero, tú no naciste para el mar, el mar está ahí enterico, para ti.