sábado, 23 de septiembre de 2017

Cocinar con peques.

¡Hola gente bonita!

Hoy vengo a hablar de una de las actividades que más beneficios tiene para los peques en su desarrollo y aprendizaje. Hablo de la cocina.

En muchas ocasiones los adultos nos encontramos con la necesidad de realizar tareas domésticas y es justo en ese momento cuando el peque que tenemos en casa se aburre y ninguno de los doscientos juguetes y libros que hay en su habitación le divierte. ¿Qué podemos hacer ante esta situación? Hacerlo partícipe. Los niños no desarrollan la habilidad de realizar tareas domésticas de repente cuando cumplen una edad sino que desde pequeños podemos tratar de involucrarlos en éstas. Adaptando las actividades a su edad los peques pueden participar desde edades muy tempranas en las tareas de la casa.

Esta imagen se encuentra fácilmente por internet y como estas hay muchas, aunque por supuesto esto debe ser adaptado a cada familia y cada menor de forma que facilite la convivencia y la crianza.
Además durante la primera infancia, existen varios periodos en los que los peques prefieren trabajar a jugar, parecerse a los adultos.


De todas estas actividades con menores, mi favorita es, sin duda, la cocina. Cocinar con niños no es solo involucrarlos en las actividades domésticas sino que también tiene numerosos beneficios para ellos. En primer lugar ayuda al desarrollo de los sentidos, cocinar implica tocar, oler, saborear... es una de las actividades más sensoriales. También implica actividades de coordinación como pueden ser los trasvases de un recipiente a otro, o el trabajo de coordinación cuando, por ejemplo removemos con una cuchara de madera.

Por si esto fuese poco, en general mejora la alimentación pues al sentir orgullo por lo que han preparado se sienten más dispuestos a probarlo.

Pero, incluso podemos llevarlo más allá, si trabajamos con peques más mayores podemos potenciar la lectura a través de recetas escritas, o las matemáticas cuando tienen que trabajar las cantidades.


Un ejemplo completo sería la realización de un bizcocho. Deben pesar las cantidades pero si el peso obliga a colocar un recipiente debemos saber cuanto pesa ese recipiente solo, lo que implica una resta del peso del recipiente al peso total. Además tocamos harina, huevo, mantequilla... Los olores cambian y las texturas son diferentes dentro y fuera del horno... Debemos seguir una receta escrita para no equivocarnos por lo que debemos leer con atención y mientras se hornea hay que recoger todo lo que de nuevo implica actividades cotidianas que pueden ser muy positivas.

Muchas veces el estímulo está en casa, entre las tareas o cosas cotidianas, solo es cuestión de verlo con perspectiva y jugar con ello y bueno... todo es juego.... es también cuestión de jugar.

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